Así recordó los hechos en torno al combate de El Uvero, el líder Histórico de la Revolución Cubana, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 28 de mayo de 1965, durante un discurso pronunciado a ocho años de la victoria que “marcó la mayoría de edad del Ejército Rebelde”, como dijo el Guerrillero Heroico Ernesto Guevara.
Era el primer combate de envergadura después del desembarco, atrás quedó la victoria en La Plata, ahora se enfrentaban a una guarnición de 60 hombres bien armados y apostados de forma ventajosa en un terreno desconocido para los rebeldes, como explicó el líder de los barbudos.
“Hay que decir que la información que poseíamos era una información deficiente, acerca de las posiciones, las casas. De manera que cuando hubimos hecho nuestro plan de combate, después de caminar durante ocho o diez horas, algo más, después de caminar casi doce horas, organizamos nuestro plan de combate; nos encontramos una situación difícil: la información no era muy exacta, el cuartel no se distinguía claramente, había casas de vecinos en el medio”.
Aún en tales circunstancias, los rebeldes deciden atacar.No podían perder la oportunidad de medirse con fuerzas superiores para demostrar a las huestes de la tiranía que la guerrilla iba en serio, y granjearse el respeto y la simpatía del pueblo que ya conocía del grupo de hombres que desembarcó en las costas de Oriente para hacer la Revolución.
El costo de la derrota para los adversarios fue de 11 muertos, 19 heridos y 16 prisioneros; mientras las tropas de Fidel ocuparon 24 fusiles Garands, un fusil ametralladora y 20 Springfields, además de numerosas pistolas, revólveres y miles de balas.
La columna rebelde tuvo 14 bajas, en el combate murieron Emiliano Díaz, Julio Díaz González, Gustavo Adolfo Moll, Francisco Soto Hernández, Anselmo Vega, Eligio Mendoza y Sigueiro de Banes; fueron heridos el capitán Juan Almeida,los tenientes Félix Pena y Miguel Angel Manals; Mario Maceo, Manuel Acuña y Mario Leal.
Fidel, desde su profundo humanismo y lealtad, honró el Combate de El Uvero y a sus compañeros de lucha cuando expresó: “…aunque aquel día cayeron bajo las balas enemigas, para nosotros no murieron. Nosotros, desde aquel día, los tenemos más en nuestro recuerdo y en nuestra memoria. Y viven en la obra de la Revolución, en cada escuela construida en la sierra, en cada hospital, en cada camino, en cada obra revolucionaria. En el corazón del pueblo viven y vivirán eternamente”.
