“Yo sabía que iba a nacer prematuro y creí que estaba preparada para eso; pero cuando lo vi en la incubadora, intubado porque no respiraba bien y sin poder alimentarse por sí mismo, sentí que el mundo me caía encima...” Daneyis Vera Figueroa, respira, hace silencio para restaurar la voz quebrada por el llanto, y va tejiendo una certeza: “Yo sé que mi hijito está en buenas manos porque los médicos y enfermeras de aquí son maravillosos; dentro de poco voy a poder amamantarlo y nos iremos para otra sala donde los niños con bajo peso pueden estar con la mamá”.

A sus 32 años, la madre natural de Segundo Frente, se aferra a la fe y confía en los profesionales del Hospital General Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso, de Santiago de Cuba.
Y es que volver a casa con su bebé en brazos es el sueño de la mayoría de las embarazadas y puérperas, pero hacerlo posible a veces implica vencer grandes desafíos: ese es el día a día de quienes laboran en el bloque materno del “Clínico”.

“Nuestra institución asume la asistencia médica a las gestantes con cardiopatías, diabetes mellitus, epilepsia, colagenopatías del grupo del lupus eritematoso sistémico, esclerodermia, enfermedades hematológicas como sicklemia, leucemia, linfomas, enfermedad renal crónica, y la atención a pacientes maternas extremadamente graves, entre otras comorbilidades. Eso demanda un alto rigor científico y estricto apego a los protocolos, pero además unidad y trabajo en equipo con un enfoque multidisciplinario.

“Algo que nos está dando muy buenos resultados es la discusión de los casos en colectivo, sobre todo a la hora de definir una intervención quirúrgica y dar término a un embarazo; así como la designación de los profesionales más experimentados para realizar estos procederes”, explicó la especialista en Ginecología y Obstetricia Yaneida Machado Quiala, vicedirectora del hospital y responsable del bloque materno.

Aunque todavía no logran los indicadores que anhelan, el regreso a la normalidad tras dos años de compartir inmueble con el Hospital Materno Norte les ofrece mejores condiciones para perfeccionar una estrategia en la que cada servicio tiene un papel decisivo.

La sala de Perinatología, cuya función es tratar enfermedades materno-fetales, es similar a una terapia intermedia para el manejo de las pacientes que pudieran presentar complicaciones potencialmente mortales para ellas y sus hijos.
Por eso, contar con un equipo médico y un sistema de trabajo que constituyen referentes en el país, es una de las fortalezas de la ginecobstetricia en el territorio.

“Somos minuciosos en la aplicación de los protocolos de Perinatología, incluso, con características únicas en el país; por ejemplo, atendemos la enfermedad tromboembólica en el servicio; en el resto de las provincias las pacientes con trombosis venosa profunda durante el embarazo y durante el puerperio se tratan en la terapia intensiva. Por supuesto, tomamos decisiones a partir del criterio de los angiólogos y cuando es necesario, la paciente va a terapia intensiva, pero tenemos muy buenos resultados en este sentido y así se ha documentado en tesis doctorales y publicaciones científicas.

“Algo similar ocurre con la preinducción con Misofar, un protocolo en el que, gracias a la certera guía del Dr. C. Danilo Nápoles, profesor de profesores, Santiago de Cuba ha logrado establecer una pauta importante”, afirmó la también máster en Atención integral a la mujer.

Mantener las buenas prácticas obstétricas a fin de prevenir y manejar las alteraciones que pudieran presentarse durante y después del parto, es esencial para garantizar la evolución favorable de las pacientes maternas y los neonatos de alto riesgo. En el logro de ese empeño, la planificación es un elemento decisivo.

A decir de Machado Quiala, cuando el estado de salud de la madre y del feto implica peligro para la vida de ambos, la cesárea es el método de elección para el nacimiento. De ahí que en colectivo se establezca quiénes asumirán la cirugía, en qué condiciones se recibirá al recién nacido en Neonatología y el seguimiento del puerperio inmediato de la paciente, que si es preciso se hará en terapia intensiva.

El aseguramiento previo de las acciones y los recursos humanos y materiales ha permitido mantener en cero la cifra de madres fallecidas y reducir la mortalidad infantil en lo que va de año.
Si bien por las características de la atención que ofrece el bloque ginecobstétrico del “Juan Bruno Zayas” es prácticamente imposible que las cesáreas no excedan el 18% de los partos, como es el propósito nacional, los resultados de la institución en esta cirugía hablan de una labor eficaz.

Así lo asegura el doctor Elodis Verdecia Laugart responsable de Puerperio, quien dijo a este rotativo que desde el momento del parto, ya sea fisiológico o quirúrgico, se desarrollan acciones preventivas para disminuir la incidencia de complicaciones como las hemorragias y las infecciones. Estas medidas tienen continuidad en el seguimiento en Puerperio, donde, a la par, se mantiene una estricta vigilancia de los signos de alarma posparto.

“Ante un caso que presenta alteraciones, se hace la evaluación con el personal más avezado y se toma la decisión en colectivo, con un enfoque multidisciplinario porque si la paciente lo requiere, participa el internista, el cardiólogo, el neumólogo o cualquier otro especialista. Eso nos ha permitido manejar mucho mejor los casos complicados.

“Por otra parte, somos muy exigentes con el cumplimiento de las medidas higiénico-epidemiológicas. Insistimos en que cada paciente tenga un solo acompañante, en que tanto ella como su familiar realicen el lavado frecuente de manos para lo cual hay lavamanos y jabón en cada cubículo; en el uso del nasobuco y en la higiene adecuada del servicio en general”, apuntó.

En una institución como esta, donde muchas veces terminar el embarazo es la mejor opción aunque implique riesgos para el bebé, pudiera parecer quijotesco el anhelo de que no haya fallecimientos; sin embargo, esa es la meta de los profesionales de Neonatología en este coloso de la medicina santiaguera.

La jefa de ese servicio, doctora Leidys Margarita Pino del Río, afirma que la planificación previa al parto y la entrega al especialista de información relacionada con la evolución del embarazo son herramientas vitales para el éxito de la atención al neonato de alto riesgo.

Además, detalló que el apego a los protocolos y la prevención de infecciones, reviste gran importancia para el logro de los propósitos.

“Hacemos énfasis sobre todo en la higiene de las manos y el uso de antimicrobianos; así como en el incremento de la defensa del huésped (neonato) mediante la inmunoterapia intravenosa profiláctica; somos igualmente rigurosos con los cuidados de la piel, los cuidados del recién nacido, con evitar el hacinamiento en el servicio, garantizar la adecuada relación enfermera-paciente, y el aislamiento de recién nacidos portadores de gérmenes virulentos. A pesar de que no contamos con un área de aislamiento, sí establecemos todas las medidas necesarias para evitar los brotes de sepsis”, comentó.

Aunque los profesionales del bloque materno del Hospital General Dr. Juan Bruno Zayas Alfonso tienen por delante muchos retos, es innegable la claridad con que definen sus prioridades y encaminan las acciones. Entre las fortalezas está compartir espacio con el resto de las especialidades médicas y contar con personal altamente calificado; de ahí que aprovechar esas potencialidades con rigor científico y unidad sea la clave para seguir salvando el milagro de la vida y de la maternidad.