La frase de Fidel “¡Médicos y no bombas!” resume la labor humanista de la Revolución, que ha formado cientos de miles de profesionales de la Salud, altamente calificados, y los ha convertido en embajadores de la solidaridad y la esperanza para los pueblos de 67 países.
Aunque hay un hermoso antecedente en 1960, con el envío a Chile de un pequeño contingente de médicos y ocho toneladas de ayuda tras el terremoto de Valdivia; no fue hasta 1963, en Argelia, que se estableció una misión médica cubana por primera vez, con 50 profesionales que apuntalaron la prestación de salud tras el éxodo de galenos que se produjo con la retirada de Francia de ese territorio.
Desde entonces, con el principio martiano de que "Patria es Humanidad" Cuba ha dado asistencia médica gratuita a los países más pobres de África y América Latina para contribuir a fortalecer los servicios de Salud en situaciones de emergencia y en el proceso de transición poscolonial.
A partir de 1990, con la desaparición del bloque socialista de Europa del este y el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos, sobrevino el Período Especial; una fuerte crisis económica en la que iniciar la cooperación en asistencia técnica a varios sectores, y entre estos la Salud, fue una nueva manera de obtener ingresos para mantener a flote el modelo político y social cubano, y, a la par, sostener misiones médicas en países que no tienen la posibilidad de pagar por esos servicios.
A pesar de las enormes dificultades socioeconómicas por las que ha atravesado en las últimas décadas la Mayor de las Antillas, se ha mantenido la asistencia médica gratuita a las víctimas del accidente nuclear de Chernobyl de 1986.
En 1998, tras el paso devastador de los huracanes Mitch y George, la Isla envió contingentes sanitarios a Honduras, Guatemala y Haití, donde atendieron poblaciones que por primera vez tenían un profesional de la Salud. En ese mismo año se establece un programa para ampliar la solidaridad. A decir del Comandante en Jefe, era una manera de "saldar nuestra deuda con la humanidad".
La Escuela Latinoamericana de Medicina, creada por iniciativa de Fidel en 1999 como parte del Programa Integral de Salud, es otro aporte de Cuba. Esta universidad internacional acoge a estudiantes de 122 países de América (incluyendo estadounidenses), de África, Asia y Oceanía.
Otro hito de la colaboración se produjo en el contexto de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), fundada en 2004 por Fidel y Hugo Chávez. Ese órgano de integración regional ha promovido el acceso a casi todas las especialidades médicas en países como Venezuela, Ecuador y Bolivia, entre otras naciones miembros; y también se extendió a Brasil. En algunos, la llegada al poder de la derecha, puso fin a las misiones cubanas.
No obstante, en los 19 años del ALBA (hoy ALBA-TCP, Tratado de Comercio de los Pueblos), quizás la más sensible de las iniciativas surgidas es la operación Milagro, que ha favorecido a más de tres millones de personas con servicios integrales de oftalmología.
Frente a las catástrofes naturales y sanitarias del nuevo milenio ha estado la respuesta altruista de la Patria de José Martí, con los actos como prédica del humanismo... Como dijera el Héroe Nacional cubano "Hacer es la mejor manera de decir" y en 2005 esas palabras se materializaron con la creación del Contingente internacional de médicos especializados en situaciones de desastres y graves epidemias Henry Reeve.
En ese año 500 galenos y enfermeros de este destacamento viajaron a Pakistán tras el terremoto que causó la muerte a más de 100 mil personas. Unos 30 hospitales de campaña cubanos se alzaron para dar asistencia a los heridos.
En mayo de 2006 otro sismo golpeó a la Isla de Java en Indonesia. La ayuda de la nación caribeña no tardó en llegar: más de 100 mil atenciones y 2000 cirugías fue el saldo de esa página de internacionalismo.
En 2010 Haití quedó destruido por un terremoto al que le sucedió una gran epidemia de cólera. A la misión médica cubana que ya se encontraba en ese país, se sumó una nueva brigada del "Henry Reeve". Cuatro años después, Cuba ayudó a enfrentar el ébola en África occidental, con 256 profesionales distribuidos en Sierra Leona, Liberia y Guinea.
La Covid-19 marcó un momento crítico para la humanidad. En medio de una compleja situación sanitaria, agudizada por el endurecimiento del bloqueo estadounidense, Cuba envió 57 brigadas a 40 naciones para enfrentar la pandemia. Más de 255 mil personas recibieron atención de los especialistas de la Isla.
La presencia de los sanitaristas antillanos continúa siendo de gran ayuda en situaciones regulares y de crisis. En México crece la presencia de los médicos y enfermeras de aquí y también en Turquía, donde los profesionales del "Henry Reeve" contribuyen a mitigar el impacto del terremoto de este año, que además de 44 mil muertos, dejó miles de heridos.
Aunque en estas líneas no están todos los capítulos del internacionalismo de la Mayor de las Antillas, constituyen el homenaje de Sierra Maestra a quienes han puesto sus conocimientos y solidaridad al servicio de los pueblos en estos 60 años.
He aquí verdades silenciadas por los medios de comunicación con mayor alcance en el planeta, en los que difamar de los profesionales cubanos, tildarlos de esclavos y desmerecerlos ante la opinión pública mundial es el único enfoque para acercarse al tema.
Sin embargo, Cuba es un ejemplo de altruismo y sensatez en un mundo que se autodestruye por el individualismo más atroz y la absurda omisión de los problemas de la humanidad en la agenda de los estados más poderosos.
Sea entonces la gratitud de este pueblo con quienes han puesto en alto no sólo el nombre de su país, sino la noción del bien como política de estado. Llegué a ellos, los héroes de bata blanca, el reconocimiento por estas seis décadas de amor a la humanidad.
