A pocos días de que la gran mayoría de los electores del país acudiera a las urnas para aprobar a quienes legislarán y decidirán el rumbo de la nación en los próximos cinco años, aún se respira la frescura de los jóvenes universitarios, obreros, campesinos, educadores, científicos… tanto del sector estatal como de las nuevas formas de gestión que hablaron del mañana en los intercambios con sus iguales en centros de trabajo y estudio.

Obviar la presencia juvenil en el Parlamento que sesionará en el quinquenio 2023-2028, quizás de los más trascendentales en materia legislativa y de decisiones económicas y sociales para Cuba, sería desconocer el devenir histórico de la Revolución en la que Martí adolescente ya sufría prisión y trabajo forzado en las canteras de San Lázaro, por la fidelidad a sus ideales.

No dar a la juventud el lugar que le corresponde en la constante transformación de nuestra sociedad en una más justa, es sesgar el legado de Guiteras, Villena, Mella, José Antonio, la Generación del Centenario encabezada por Fidel, de Frank, Josué, Floro, Salvador… quienes hicieron de Santiago de Cuba una “Ciudad en rojo”.

El protagonismo de los jóvenes parlamentarios de hoy es una herencia de los que vencieron a los títeres del imperialismo en Playa Girón y de los protagonistas de la mayor proeza cultural hecha por la Revolución:

La campaña de alfabetización; ellos son vanguardia de la sociedad y transformadores de su entorno; en ellos tiene cifradas las esperanzas el pueblo, en su capacidad de innovar, en su visión de futuro.

De mucho provecho será que los proyectos científicos que se aprueben en Cuba tengan la impronta de la juventud que es sinónimo de desarrollo, igualmente útil será que el joven campesino y el obrero tengan sus voces en el parlamento, en un país donde es imperativo la producción de bienes materiales como alimentos y otros recursos que solo da la tierra.

A esos 94 les toca impulsar el trabajo de conjunto con la dirección del país para vencer uno de los mayores retos que impone la dinámica social cubana actual: lograr que los jóvenes piensen su proyecto de futuro en Cuba; que visualicen, dentro de la frontera nacional, que es posible hacer realidad los sueños propios y de la familia.