El tiempo articula los meses, y también se enlazan los significados: por una parte lo alcanzado en el tercer mes de 2023 y por otra, lo que han implicado la juventud y la niñez para el logro de estos comicios, en los que también se refrendó la democracia socialista.
Es que las nuevas generaciones han tomado parte en el proceso con un protagonismo que resulta único en el mundo. Y prueba de ello es la inclusión en la candidatura de 94 personas de 18 a 35 años, que fueron electas por el pueblo para integrar la Asamblea Nacional del Poder Popular en la X Legislatura. Se trata de jóvenes diversos por su género, color de piel, ocupación y escolaridad, cuyo denominador común es el amor a Cuba y atesorar méritos que los convierten en ejemplo para sus coetáneos.
Desde el 19 de abril próximo, fecha en que se constituirá la Asamblea Nacional del Poder Popular, los jóvenes diputados representarán a los municipios donde se les nominó y eso evidencia la destacada participación de la juventud en la construcción de la nación.
Pero los muchachos y muchachas estuvieron en todos los momentos del proceso: de los plenos municipales y provinciales de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) y de la Federación Estudiantil Universitaria salieron las propuestas para la nominación de los candidatos. Y hay más: unos 600 bizoños de todo el país trabajaron directamente en las mesas electorales y esto habla de la conciencia lograda sobre la importancia de los procesos eleccionarios. Más de 160 estudiantes de la FEEM se vincularon con las comisiones de candidatura y muchos otros colaboraron con los colegios electorales.
Quizás la visión más hermosa del proceso electoral cubano es la imagen de los niños, vestidos con los colores de la bandera, custodiando las urnas o llevando las boletas -junto a algún miembro de la mesa- a personas imposibilitadas de asistir al colegio de su circunscripción. Además, estuvieron en las labores de embellecimiento de escuelas donde sesionaron los colegios, y permanecieron hasta el cierre de las votaciones.
Eso es incentivar en ellos el amor a su país y enseñarles a formar parte de lo que aporta a la sociedad y cimenta la soberanía nacional. Por eso la alegría ante el éxito del pueblo en estas elecciones nacionales y el orgullo por la valía de los niños, adolescentes y jóvenes a las puertas de abril, son emociones indivisibles.
Cuba ganó, y no sólo por los resultados en los comicios, sino porque una vez más sumó a los pinos nuevos, a los que pueden continuar y honrar toda la historia que les ha precedido y mantener en alto esos principios sagrados que integran el patriotismo.
Cuba ganó otra vez porque como dijo Fidel, creer en la juventud es ver en esta la mejor materia prima de la Patria, de la Revolución; creer en la juventud es ver a los jóvenes como dignos continuadores de la obra revolucionaria.
Muchas victorias han demostrado que el Líder histórico del modelo social y político cubano no se equivocó. Lo vivido el 26 de marzo pasará a la historia como otro hecho que ratifica la confianza del Comandante en las nuevas generaciones.
Cuba ganó, y con ella la juventud.