Pero Cuba ganó el domingo 26 de marzo. Ni la asfixia económica y las campañas difamatorias, de la misma edad que la Revolución, logran su objetivo. Votó el 75.92 % del padrón electoral, dicho en números: de 8 120 072 electores acudieron a las urnas 6 164 876.
Raúl Castro fue el primero en hacerlo en un colegio electoral capitalino, pero como él la sanluisera Juana Ofelia Salazar lo ejerció en el suyo porque es “una negra con derechos gracias a Fidel; negra y líder sindical, comunitaria y siempre revolucionaria”. La jornada estuvo signada por esos altos principios y en nuestro Santiago, bajo la premisa de que aquí se deciden muchas cosas, fue trascendental.
¿Por qué, por quienes y para qué votar el domingo 26 de marzo? ¿Incide o decide mi voto o el suyo para el presente y futuro de este país? Fueron interrogantes que Sierra Maestra hizo para introducir las importantes ideas del Comandante en Jefe sobre el Voto Unido que, nuevamente, prevaleció en un 72.10% frente al 27.90% de votos selectivos, según las declaraciones de Alina Balseiro, presidenta del Consejo Electoral Nacional.
Tanto los imperialistas como los entreguistas veían, en estas elecciones, una especie de referéndum sobre la viabilidad del sistema socialista y pasó algo parecido al domingo 17 de marzo de 1991, cuando más del 75 % de los soviéticos dijeron Sí a la continuidad de la URSS, en un referéndum celebrado al efecto, y al que hicieron caso omiso Gorbachov y los que junto a él traicionaron la voluntad popular en diciembre de ese año.
Pero en Cuba, donde mandan los cubanos, la historia no se repetirá porque las lecciones han sido aprendidas. Cuba ganó y a decir, en twitter, el presidente Miguel Díaz-Canel: “Este domingo fue un día de fiesta, de alegría, de confirmación, de convicciones. Y nuevamente tuvimos una victoria revolucionaria, una victoria de nuestro pueblo”.
Vencimos otra batalla, pero hay que continuar luchando hasta la victoria siempre. Mientras tanto seremos el “estado fallido” que continúa enviando médicos y no bombas. Cuán acertado fue Fidel al afirmar que “si la Revolución no tuviera la mayoría del pueblo sería bien sencillo deshacerse de la Revolución”.