Santiago de Cuba,

Del plan al hecho, ¿tener un techo?

04 February 2023 Escrito por 
Miguel Rubiera
El trámite había iniciado en Vivienda, engorrosa faena. Con el acuerdo del Consejo de la Administración Municipal el subsidio fue aprobado, luego vino el contrato y la documentación para Planificación Física. Finalmente  -licencia en mano- los materiales que se necesitan no estaban en el punto de venta.
 
Esta experiencia puede ser la de muchos santiagueros que intentan edificar una casa y otros que no han podido reconstruirla tras el paso de fenómenos meteorológicos.  
Según Danislay Hechavarría Duvalón, subdirectora provincial de la Vivienda, se han agilizado las documentaciones técnicas y "pasamos de año con las regulaciones completas", pero el déficit de recursos limita significativamente la capacidad constructiva en el territorio.

"Estamos apelando a tecnologías que requieran menor cantidad de cemento y acero, manteniendo la calidad de las obras, para que no sean vulnerables a sismos o huracanes, para ello los proyectistas están haciendo un trabajo meritorio de investigación”.

  Esos materiales son los más deficitarios. El acero no se produce en el país, entonces, la complejidad está en adquirirlo en medio de las restricciones financieras que pesan sobre Cuba y se han recrudecido en los últimos años.

"A partir de 2019 dejó de entrar por medidas y empezaron a escasear todas sus dimensiones. Llegó poco alambrón y disminuyó la malla que se compraba para el sistema Forsa", apuntó.
Elementos de terminación como el enchape, juegos sanitarios, cables, puertas y ventanas, en ocasiones se encuentran reducidos. Hechavarría Duvalón, explicó que las dificultades con el equipamiento de las empresas constructoras repercuten  en la empobrecida ejecución.  

En 2022 solo pudo completarse el 38% por ciento del plan por vía estatal, que incluye a las afectaciones meteorológicas, la atención a la dinámica demográfica -como destinos priorizados- a las viviendas para médicos cooperantes y aquellas autofinanciadas por empresas. También a las construcciones para erradicar condiciones precarias.

En cuanto a las Células Básicas Habitacionales (CBH), se ejecutaron 190 subsidios, el 22 % de la cifra propuesta. Los números hablan por sí solos.

“El mayor aporte de viviendas está en las construcciones por esfuerzo propio. En este caso, el abastecimiento de materiales no necesariamente es en los puntos de venta, intervienen otros actores de la economía como las Mipymes. Con estas viviendas y las CBH, logramos 1 776 el pasado año”, apuntó la subdirectora.

Después del temporal

A una década del azote de “Sandy”, cuesta imaginar la vida en facilidades temporales o albergues, situaciones de contingencia que se han prolongado y son una realidad. En Santiago de Cuba todavía se cuantifican 7 323 afectaciones, 7 257 son derrumbes totales que requieren acciones diferenciadas.
 
Ante la escasez de recursos y ahora sin el apoyo de otras provincias en el proceso, “continúan adaptándose locales en desuso. Mayormente provienen de Comercio, y de los 42 concretados en 2022, se habilitaron 96 viviendas para los damnificados de ‘Sandy’.

“Con la situación que presenta el país apelamos a la producción local, que generalmente aporta elementos de terminación y ladrillo. La estrategia es trabajar en los inmuebles y aprovechar lo que pueda entrar de cemento y acero”, expresó Hechavarría Duvalón.

Indicó que el suministro de materiales fue siempre complejo durante la recuperación. No obstante, reconoció la falta de seguimiento a los casos por especialistas de Vivienda y otras instituciones, como un factor que incide en el atraso de los subsidios.

“Se ha avanzado, teniendo en cuenta las más de 171 800 viviendas afectadas, de estas 15 mil derrumbes totales, pero aún es insuficiente, estamos hablando de 10 años.  

“En 2023 se pretenden adaptar 242 locales, construir 316 viviendas de tipología cuatro en las zonas rurales y llegar a las 1 438 previstas en el plan. De ser así, unas 8 900 personas pudieran beneficiarse”.

La transformación que se realiza a los barrios vulnerables es un aliciente -evaluó Hechavarría Duvalón-, pues ha solventado distintas afectaciones al fondo habitacional, incluyendo casos de damnificados.

En tanto las condiciones lo demanden, los planes institucionales se ajustan, y también han sufrido cambios los proyectos personales.  Materializarlos es la tarea más difícil.
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Irma Rivera Sánchez

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