Concentrada fundamentalmente a los encargos estatales del Minint, Mined, y las Far entre otros clientes, el taller cumple cada año con su objeto social a pesar de los inconvenientes que pueden presentarse como el déficit de materia prima, la inestabilidad del fluido eléctrico, y algunas condiciones de trabajo desfavorables relacionadas con la ventilación e iluminación.

El ruido de las diversas máquinas de coser no para; son equipos especializados que requieren de una disciplina y una organización impecables. Ellas, convierten el trabajo en un verdadero arte y sus manos parecen danzar al ritmo de la aguja que hace una costura o pone un botón.

Beatriz Castillo Morell, jefa del taller destaca que en la actualidad la actividad esencial que realizan son las producciones del sector educacional con la confección de los uniformes comprometidos para el nuevo curso escolar que debe iniciar en el próximo mes de noviembre.

“Unas 111 mil unidades entre primaria, secundaria, politécnico y preuniversitario hemos entregado en lo que va de año, para un 65 por ciento aproximadamente, pero la realidad es que las condiciones han sido desfavorables y no solo por retrasos en ocasiones de la materia prima, también por la inestabilidad del fluido eléctrico.

La directiva destaca las diversas estrategias de trabajo planeadas para cumplir los encargos, así como el rigor en la disciplina y las posibles respuestas ante situaciones que pueden presentarse en un colectivo donde predominan madres trabajadoras.

“Siempre es complejo dirigir una fábrica como esta y más cuando en su mayoría son mujeres. Cada una es diferente y son muchos los asuntos que las preocupan y ocupan, sobre todo la familia, mucho más en los momentos actuales.

“Hay que exigir pero preocuparse, ser la jefa y en su momento amiga, madre y hermana. Cuando comienza la labor es indispensable la concentración, pues el trabajo que realizan es especializado, tienen que familiarizarse y dominar las técnicas y los diferentes tipos de máquinas, no solo para lograr la calidad requerida sino también para evitar accidentes”, aseveró.

Durante la visita al centro Sierra Maestra constató la organización del puesto de trabajo, las técnicas y esquemas concebidos para la realización de las diferentes prendas, así como la información que debe recibir cada costurera, por ejemplo los cm de una costura a otra y el calibre de la aguja.

Castillo Morell destacó el amor y el sentido de pertenencia con que trabajan, lo que permite cumplir con calidad todos los encargos, aun cuando muchas veces tienen que sobreponerse a dificultades que se presentan durante el proceso.

“El Partido, el sindicato y la administración, trabajamos con una cohesión que nos permite mantener una disciplina y un orden en todas las tareas y pienso que a esto debemos la familia que es hoy el centro. Censuramos si es necesario, pero felicitamos si el momento lo requiere, y mediante los chequeos de emulación reconocemos a los mejores obreros”, afirmó.

Así lo reafirmó Arelis Mustelier, jefa de brigada, con quien conversamos caminando por una de las dos naves, donde el ruido de los equipos confirmaba una mañana de arduo hacer, y los rostros de las modistas aseguraban que la jornada aún era joven y sus miradas, aunque temerosas ante las cámaras, confirmaban las ganas de avanzar y cumplir con la entrega de los uniformes escolares.

“No hay duda de que por estos días la vida se torna compleja para todas las familias cubanas, pero cuando llegamos aquí nos empeñamos en dar lo mejor, en realizar nuestro trabajo con calidad y en mostrar el mejor rostro. En la costura es indispensable comenzar temprano y avanzar lo más que podamos en las primeras horas, así que nos concentramos en lo que nos toca y todo fluye sin inconvenientes”, expresó.

Desde uno de los pasillos de Las Marianas, ubicada en el Consejo Popular René Ramos Latour, del reparto Los Olmos, puede observarse un constante movimiento de transeúntes y automóviles; sin embargo, desde afuera difícilmente pueda confirmarse la presencia de alguna trabajadora, a no ser en el horario de descanso. Allí cada minuto cuenta y la disciplina forma parte inseparable de los resultados de la producción.

Beatriz y sus más de 20 años como directiva

Beatriz Castillo Morell, jefa de taller de la fábrica, es una mujer de una voz suave, pero segura, ecuánime, de las que no se amilanan ante las tareas.
Ella dirige esta entidad hace más de 10 años y como directiva consta en su currículo más de dos décadas, pues anteriormente estuvo en la Textilera Celia Sánchez, luego de que culminara estudios de Ingeniería Textil en la Unión Soviética.

“A mi regreso me ubicaron en esa empresa donde realizo mi adiestramiento; de ahí asumí un taller con 600 mujeres, y luego la dirección de mil trabajadores, y así desempeñando diferentes tareas que me proporcionaron experiencia y conocimientos”.

Con la ayuda de su esposo, al que agradece el apoyo incondicional en todas las actividades, continuó estudios logrando la licenciatura en Contabilidad y Finanzas e hizo una maestría en Contabilidad.

“Gracias a su ayuda y a la de mi hija he podido cumplir con todas mis labores”, aseveró.

Nos cuenta que los trabajadores son también sus hijos, y así los trata, con sensibilidad, cariño, desde el respeto y la educación; y cuando hay que felicitar se hace, cuando hay que amonestar también, pero si el asunto es de apoyar y comprender saben que pueden contar con ella.

“Si un día tengo que llamarle la atención a alguno, al siguiente es la primera persona a la que yo saludo y por la que me preocupo, porque somos seres humanos y estamos llenos de preocupaciones y situaciones, lo que sí no puedo permitir son indisciplinas”, asegura.