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¿Para qué ingresar?

01 October 2022 Escrito por 
De izquierda a derecha, las pacientes Clara Bertha, Ihaislén y Josefa, quienes no evolucionaron hacia el dengue grave por la atención médica oportuna

Siendo el dengue una enfermedad bien conocida por los santiagueros, a veces se piensa que no hay mucho que decir y se subestiman las implicaciones que puede llegar a tener esta afección para la salud, e incluso para la vida de quien la padece.

 Sin embargo, unas 700 personas en Santiago de Cuba acuden diariamente -como promedio- a los servicios médicos con síntomas y signos que sugieren la infección por virus del dengue (DENV). Se trata de la epidemia más peligrosa desde la acaecida en 1997, cuando miles de cubanos presentaron formas graves de la enfermedad.

Ante la circulación de los cuatro serotipos del DENV en este territorio, con transmisión de la arbovirosis en cinco municipios (Contramaestre, Palma Soriano, Mella, Songo-La Maya y la cabecera provincial), aumentan considerablemente las probabilidades de contraer el padecimiento y desarrollar complicaciones que, de no atenderse oportunamente mediante el ingreso hospitalario, pueden causar la muerte.

Frente a este serio problema de Salud, la asistencia médica y el aislamiento de los pacientes con sospecha de la afección, resultan fundamentales para el enfrentamiento a la contingencia epidemiológica.

De ahí que la estrategia del Ministerio de Salud Pública, establezca dos modalidades de ingreso: el domiciliario, que como su nombre lo indica se realiza en el hogar con vigilancia del médico de la familia; y el institucional.

“El primer eslabón en la asistencia es el consultorio médico de la comunidad, a donde deben dirigirse los pacientes desde la aparición del primer síntoma. A veces las personas esperan a tener fiebre, cefalea (dolor de cabeza), dolores musculares y de las articulaciones, dolor retroorbitario o detrás de los ojos, y si no tienen todos estos síntomas, no creen que es dengue y pierden tiempo.

Dr Bostic“En el dengue el factor tiempo es decisivo para el éxito en el tratamiento y la sobrevida del paciente. Por tanto, ante el primer síntoma, hay que acudir al  médico de la familia, que es quien debe evaluar cada caso y determinar a tenor de la clínica que presenta cada paciente, cuáles requieren ingreso en el hogar y cuáles necesitan hospitalización. Si la persona tiene signos de alarma o comorbilidades (otras patologías de base que pueden acarrear la evolución tórpida y fallecimiento del paciente), debe remitirse de inmediato al hospital”, explicó el doctor Alexis Bostic Martínez, especialista en Medicina Interna y vicedirector de Medios diagnósticos del Hospital Clínico Quirúrgico Dr. Ambrosio Grillo Portuondo.

En esta institución, con más de 400 camas para dar respuesta a la epidemia, ingresan pacientes adultos con sospecha de dengue que presenten signos de alarma o que padezcan afecciones crónicas no transmisibles como  enfermedades del colágeno, hipertensión arterial, diabetes mellitus y siclemia, entre otros factores de riesgo que puedan conducir al agravamiento del estado de salud.

“El objetivo de la hospitalización es realizar una vigilancia minuciosa de estos pacientes, con los medios de diagnóstico y el personal capacitado para detectar precozmente manifestaciones clínicas que indican la evolución hacia la enfermedad grave. Esto nos permite manejar oportuna y adecuadamente el cuadro clínico y así evitar la aparición de complicaciones de mal pronóstico como el shock, el sangrado severo y la disfunción múltiple de órganos, que causan la muerte del enfermo”, remarcó el experto.

Para alarmarse

“¿Que si sentí miedo? Yo tenía terror; la mayoría de las personas no conoce las complicaciones que pueden presentarse en el dengue grave, pero ser médico te hace ver las cosas de otro modo: yo sabía que estaba presentando signos de alarma y si no ingresaba de inmediato en una institución, vendrían las complicaciones, y esta enfermedad puede matar”, asegura Clara Bertha Cobas Romero, quien recibe atención en “Grillo” desde el pasado lunes.

 Esta doctora de 54 años residente en Songo-La Maya, jamás pensó que el inicio del cuadro clínico fuera dolor abdominal y vómitos, síntomas que, por lo general, aparecen luego del tercer día de la enfermedad.

A sus 20 años, Ihaislén Almarales Calzado es una estudiante universitaria sin patologías de base que la hagan más vulnerable frente al dengue. Por eso, cuando acudió al Policlínico Josué País con fiebre, decaimiento, dolores musculares y articulares, cefalea y dolor retroorbitario,  el médico indicó ingreso en el hogar. Sin embargo…

“Me sentía cada vez peor, comenzaron las náuseas, los vómitos y al tercer día tuve que volver al policlínico porque estaba realmente mal. Entonces me mandaron para acá (Hospital A. Grillo),” explica la joven.

A Josefa Pérez Montero, una sanluisera de 75 años, también la remitieron para “Grillo”. No tenía fiebre pero le dolía tanto el estómago, que no podía tomar ni agua; además estaba sin fuerzas y siendo hipertensa, tenía la presión muy baja.

Estas santiagueras agradecen la dedicación del personal médico y no médico de la institución, donde la higiene, la alimentación y el buen trato, contribuyen a la recuperación de los pacientes. Ahora convalecen, pero presentaron señales que jamás deben ser ignoradas porque evidencian la necesidad urgente de asistencia médica.

Según el doctor Bostic Martínez, constituyen signos de alarma el dolor abdominal intenso y sostenido; las  náuseas, vómitos y diarreas; el sangrado de encías, nariz, piel (manchas rojo-violáceas) y de la vagina fuera del período menstrual o que se hace más abundante durante la menstruación; el sangrado digestivo (sangre en vómitos o en las heces fecales); así como la hemoconcentración y la trombocitopenia (disminución de las plaquetas), ambos detectables mediante estudios complementarios.

También se incluyen la somnolencia, la confusión mental,  el desmayo, la hipotensión arterial y el decaimiento extremo que genera dificultad para la acción (el paciente no logra estar de pie o sentado por la fatiga).

A decir del galeno, el dengue es una enfermedad infecto-contagiosa en la que el paso de los días va determinando cambios en el cuadro clínico y en el resultado de los estudios complementarios. Lo más frecuente es que en los primeros tres días se produzca la etapa febril; es decir, al cuarto, desaparece la fiebre y muchas personas creen que ya pasó lo peor; sin embargo, esta no siempre es una señal de mejoría.

A partir del cuarto o el quinto día empieza la etapa crítica de la enfermedad porque aparecen las complicaciones y se presentan los signos de alarma. Contrario a lo que ocurre con otras afecciones, en el dengue, es posible tratar oportunamente estas manifestaciones clínicas y evitar que el paciente llegue a un estado grave o a la muerte. Pero eso depende de la rapidez con que se acuda a los servicios de Salud.

En la próxima edición, Sierra Maestra abordará otras aristas de este serio problema sanitario. Hasta entonces, cumpla las medidas de prevención en el hogar y no dude en buscar asistencia médica si la requiere. Cuando se trata de dengue, perder tiempo es perder vida.

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Indira Ferrer Alonso

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