Santiago de Cuba,

Yo soy #TeamAsere

20 March 2023 Escrito por 
Ana María Lora

Hoy saqué mi pullover. No es el que siempre soñé. Lo imaginaba azul, blanco y rojo: como mi bandera. De niña, mi abuelo no quería llevarme al estadio porque decía que era muy intranquila. No aguantaba más de dos inning viendo el juego y le pedía regresar.

Él tenía que dejar el juego a medias, pero me gustaba la idea de salir juntos, sentarnos en el estadio y ver a los atletas corriendo de aquí para allá, tirando y bateando una pelota, aunque no entendiera lo que hacían.

Ayer en la noche confirmé que en todos esos años, de alguna forma, las reglas se fueron colando en mi cabeza. Mientras veía el juego entre Cuba y Estados Unidos, fui capaz de explicarle a mis amigos que era un error, un dead ball, que era un hit.

Los que me conocen saben que entre la cultura y el deporte optaría por la primera. La elección no fue fácil. Por suerte la “Gran Trovada” estaba a solo una cuadra del parque Céspedes, y en tanto cambiaban los instrumentos podía ir y ver como estaba el marcador.

La primera carrera de Cuba fue una fiesta, luego vino el estrés de ver a Estados Unidos anotando en su turno al bate. Sentada en un banco donde no se veía la pantalla, escuchaba la narración con una página de internet abierta para seguir cada jugada.

Cuando nos paramos para volver a la Casa de la Trova le tocó a Guibert el turno al bate. Había que ver qué hacía el santiaguero. Al costado de la pantalla, lo escuchamos embasarse con sencillo al jardín central. Resurgió la esperanza, esa que nunca se pierde, porque el juego no se acaba hasta que se acaba.

Pero vino el tercer out y decidimos volver a la cultura, escuchamos un poco más de música hasta que se acabó la trova. Pasando por Plaza de Marte había incluso más personas en el Parque.

Nos habíamos reído del señor que puso su banquito frente a la pantalla, cuando allí las personas estaban sentadas en las jardinera, los bancos, el piso, y mientras tomaban y comían, se quejaban de este que no jugó bien, de aquel que lo hizo peor, y de qué comen los americanos para batear así; pero mantenían la esperanza.

Me pregunto cuántas personas estaban igual que yo, salieron el domingo y se sintieron atraídos por el canto de las pantallas; tomaron un vistazo para ver cómo le iba a su equipo y les fue imposible dejar de mirar.

El marcador estaba 2-13 cuando decidimos irnos, iba retardando el momento porque sabía que en casa no tenía como ver el desenlace del juego. Nos fuimos bromeando: “No te preocupes que cuando lleguemos va a estar catorce a trece a favor de Cuba; no te preocupes, vamos a ganar”.

El Team Asere le ha devuelto la esperanza a Cuba, ese sentido de país, de sentarse todos juntos para esperar el resultado y celebrar la victoria, o sufrir juntos la derrota. Por eso hoy escogí este pullover de cuatro letras, que no es como soñé, pero es el que tengo y el que amo.

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Daniela Verdecia Castillo

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