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Estados Unidos Vs Cuba: como el perro del Hortelano

01 February 2023 Escrito por  Luis Alberto Portuondo Ortega
Prensa Latina

Lope de Vega, allá por el siglo XVII -el de Oro español-, hizo aún más trascendente la expresión “ser como el perro del hortelano, que no come ni deja comer” con la obra teatral del mismo nombre donde la condesa Diana, por su orgullo y estatus, no puede casarse con su criado Teodoro pero hace hasta lo imposible para que él no ame ni sea amado por nadie. Y esta puede ser una de las mejores analogías, tomada de lo mejor de la literatura, para tipificar la política estadounidense hacia Cuba que tiene su máxima expresión en el asfixiante bloqueo, que fuera de Cuba prefieren llamar embargo (el mismo perro con otro collar -o nombre-).

La British Broadcasting Corporation (BBC) -Compañía Británica de Radiodifusión-, la BBC, en su versión en español publicó el 21 de julio del 2021 que “las razones para condenar el embargo varían y más que un espaldarazo al gobierno cubano en muchos casos -como el de Reino Unido y otros países europeos- responden más a un rechazo al hecho de que Estados Unidos pretenda limitar la posibilidad de que empresas de otros países hagan negocios con la isla o a que el embargo sea visto como un peligroso precedente de medidas unilaterales coercitivas”.

Porque el gobierno de los Estados Unidos es tan soberbio, asumiendo prerrogativas cual todopoderoso, que no solo impide a sus ciudadanos y a sus empresas -supuestamente capitalistas, transnacionales y libres- invertir en Cuba, sino que otros ciudadanos y empresas de cualquier latitud del orbe lo hagan en la Isla. El bloqueo existe y es tan real, en letra y espíritu, que se ha codificado en varias leyes.

En marzo de 1958, el presidente Dwight D. Eisenhower lo impuso a la venta de armas; en octubre de 1960 se amplió dadas las nacionalizaciones del gobierno revolucionario; en febrero de 1962 se recrudeció a tal punto que en medio de la Crisis de Octubre fue total y solo pudo ser aliviado por las fraternales relaciones que la Revolución desarrolló con el entonces Campo Socialista. Tras la debacle de la URSS se le dio un carácter extraterritorial porque impone sanciones a terceros países que acojan a subsidiarias y a barcos que realicen comercio con la Mayor de las Antillas.

Vigente desde su aprobación en 1992, la Ley para la Democracia en Cuba -Torricelli- es la que incluye sanciones para las mencionadas empresas estadounidenses y los barcos que toquen puerto cubano y la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubanas -la Helms-Burton- del 1996, endurece aún más las medidas y su Título III instituyó el derecho de acción civil contra quienes trafiquen con bienes de ciudadanos estadounidenses expropiados en Cuba.

Es tan real, absurda, dañina y extraterritorial que otorga la facultad a los tribunales del Norte a juzgar actos cometidos más allá de sus fronteras.

Cuba está incluida en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo, existen numerosas regulaciones a los activos cubanos y al control de exportaciones y la inhumana política de "pies secos, pies mojados" que alienta la inmigración irregular. A todo eso se añaden las 240 medidas adoptadas por la administración de Donald Trump, durante sus cuatro años, y mantenidas, en lo fundamental, por la de Joe Biden.

En el transcurso de más de 60 años miles de bancos, empresas y ciudadanos de todos los continentes han sido multados y procesados por el hecho de negociar con Cuba.

Como el perro, que no se come las verduras del huerto que cuida y que no permite a otros hacerlo, llegando a morderlos; así proceden los funcionarios del gobierno de EE.UU. con Cuba. La Política de la Fruta Madura del presidente John Quincy Adams del lejano 1823, irónicamente, ve a nuestro país como la fruta que, a diferencia del perro, quieren devorar, lo pudieron hacer durante 60 años (1898-1958) y que les fue arrebatada por el Comandante que, junto a su pueblo, llegó en el 1959 y mandó a parar.

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