Santiago de Cuba,

Historia

En tiempos en que la ofensiva de los ultraderechistas y los designios imperiales atenazan con hechos violentos, políticas neoliberales y campañas mediáticas agresivas a varios países de América Latina y fomentan guerras e intervencionismo por el mundo, el pensamiento y la figura de Ernesto Che Guevara evidencian su cercanía y necesidad, a punto de su 95 cumpleaños.

El Gobierno Revolucionario anunció el 6 de junio de 1961 la aprobación de la Ley de Nacionalización de la Enseñanza, una medida imprescindible para llevar a vías de hecho, con la profundidad requerida, la anunciada Reforma Integral que demandaba el sector para cumplir los esenciales objetivos de justicia social expuestos en el Programa del Moncada.

El bombardeo naval a Santiago de Cuba el 31 de mayo de 1898, hace 125 años, como parte de las acciones bélicas de la guerra hispano cubano norteamericana, resulta una real evidencia de las primeras acciones en la Isla de la intervención yanqui, que frustró el ideal martiano de lograr la independencia con la contienda de 1895-1898.

A las 5:15 de la madrugada del 28 de mayo de 1957 un disparo a la caseta protectora del equipo de radio del cuartel del poblado serrano de El uvero marcó el inicio del primer gran combate del Ejército Rebelde, victorioso por demás, que marcaría según el Che Guevara, uno de sus destacados protagonistas, la mayoría de edad de la fuerza revolucionaria nacida a principios de diciembre del año anterior.

Este  aforismo  forma parte de la cultura política de los cubanos.   Palabras publicadas en el periódico Patria, en Estados Unidos, el 14 de julio de 1894.     Las   aprendí con Antolina, mi  inolvidable maestra de segundo grado, quien solía repetirlo a sus alumnos y dictarlo para que fuera copiado y aprendido.

Antes de 1959, en Cuba se celebraba el 20 de mayo como día de la independencia nacional. Se nos decía en las escuelas que ese día había nacido la República independiente, que había cesado el dominio español y desde entonces teníamos la más plena libertad. Todo eso, se agregaba, gracias a la “generosa ayuda” del gobierno de los Estados Unidos, a quien debíamos  eterno agradecimiento.

La Reforma Agraria, que cumple 64  años este 17 de mayo, fue y sigue siendo el todo del campesinado cubano. No sólo por la propiedad de la tierra que otrora trabajaban sin ser sus dueños. Ni tampoco por haberse eliminado el odioso y criminal latifundismo. Esa Ley transformó totalmente la vida de nuestros pobladores del campo en sus condiciones de trabajo y de existencia. La salud, la educación, la cultura, el deporte, el sistema crediticio, la seguridad de mercado, el apoyo en equipos y técnicas de cultivo, el respeto a la dignidad humana y la plena y activa incorporación a la sociedad, no han dejado de fortalecerse durante estas  más  seis décadas.

Hoy 17 de mayo celebramos el Día del Campesino cubano, celebramos la Revolución que triunfó el 1 de enero del 1959 y que tuvo en esa clase un baluarte decisivo para la creación del estado socialista que construimos.

A Fulgencio Batista Zaldívar lo conocemos los cubanos como el hombre que, a raíz del golpe militar del 4 de septiembre de 1933, comenzó una larga carrera de crímenes, de traiciones, de servidumbre a los Estados Unidos y de opresión contra el pueblo cubano.

La fecha del 8 de mayo encierra un simbolismo en la hermandad entre los pueblos de Cuba y de Venezuela. Un símbolo escrito con sangre.

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