Santiago de Cuba,

Historia

La valentía, la entereza para enfrentar las más difíciles circunstancias y la intransigencia ante las peores condiciones impuestas por el enemigo tanto en el campo de batalla como en las prisiones colonialistas, caracterizaron al Mayor General del Ejército Libertador José Maceo, quien cayó mortalmente herido de un balazo en el cráneo y otro en el pecho el cinco de julio de 1896 en Loma del Gato, en las cercanías de Santiago de Cuba.

Ernesto Tizol Aguilera fue uno de los pocos asaltantes al Cuartel Moncada en quien Fidel confió de antemano el lugar y los objetivos de la acción al acompañarlo, en abril de 1953, a Santiago de Cuba y nombrarlo responsable de alquilar la Granjita Siboney, acondicionarla con la fachada de un negocio de cría de pollos y esconder en esta las armas que recibían, con el apoyo del santiaguero Renato Guitart.

¡Marcos Martí!, ¡Marcos Martí!, ¡Marcos Martí!.  Este acusado, llamado a declarar en el juicio contra los asaltantes a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, no podía responder.  Había sido asesinado luego de ser hecho prisionero. Por descuido no lo habían  incluido en la  lista de los informados como “caídos en combate”. La mentira y el crimen se juntaban una vez más.

La bata blanca lo identifica entre los combatientes , el maletín y el instrumental médico eran fieles escuderos, su espíritu revolucionario lo acompañaría hasta la muerte. Mario Muñoz Monroy fue el médico solicitado por Fidel Castro, líder de la acción armada que se llevaría a cabo el 26 de julio de 1953 con el propósito de brindar ayuda médica a los heridos en acción, y así fue: su humanitaria labor se hizo presente en el Hospital Saturnino Lora.

Así, con esa consignada denominación jurídica, llegó a identificarse en su momento el finalmente abultado expediente que fuera radicado por el Juzgado de Instrucción del Norte de la ciudad de Santiago de Cuba en horas de la tarde-noche de aquel sangriento domingo 30 de junio de 1957, del pasado siglo XX, en cuyas páginas se registrara -con todas las tergiversaciones, rejuegos y falsedades impuestos a su redacción oficial por los jefes de los principales órganos represivos locales.

La juventud cubana, siempre a la vanguardia de su tiempo, conmemora junto al pueblo el aniversario 66 de la muerte, el 30 de junio de 1957, de Josué País García, Floro Vistel Somodevilla y Salvador Pascual Salcedo, masacrados por esbirros de la tiranía batistiana en la heroica ciudad de Santiago de Cuba, por entonces ya epicentro de la lucha urbana armada en marcha indetenible dentro de la nación.

Los cadáveres de los jóvenes caídos en combate o asesinados en el Cuartel Moncada, inspiraron miedo a los esbirros de la tiranía. Para tratar de ocultar la barbarie de las torturas y los asesinatos, se propusieron hacer un entierro secreto que evitara, además, el conocimiento del pueblo sobre la ubicación de las sepulturas.

Los días precedentes al asalto del Cuartel Moncada, estuvieron muy lejos de transcurrir bajo la calma, la paz y la tranquilidad que pregonaban los representantes de la tiranía batistiana impuesta a la nación tras el artero golpe militar del 10 de marzo de 1952.

“¿Qué, te parece buena?”  “Creo que sí, a primera vista” La interrogante fue hecha por el joven revolucionario Fidel Castro Ruz; la respuesta pertenece al también  joven Ernesto Tizol.

El 19 de junio de 1907 falleció en La Habana, a la edad de 78 años, Doña Leonor Pérez, la madre del Apóstol de la Independencia y Héroe Nacional José Martí, después de sobrevivirlo 12 años, acompañada por su hija Amelia, con quien vivía en total pobreza.

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