Santiago de Cuba,

Guáimaro: lo fecundo del sueño

10 April 2023 Escrito por 

En la historia de las luchas por la independencia de Cuba, la Asamblea de Guáimaro acontecida el 10 de abril de 1869, fue uno de los sucesos más trascendentes. Aunque la falta de unidad y algunas decisiones desacertadas  tendrían un impacto posterior importante en el desenlace lamentable de la contienda, lo sucedido en aquel pueblo camagüeyano es, sin duda, memorable.

La necesidad de la unidad y de la organización de la guerra era evidente en los inicios de la Revolución del '68. Por eso, en la fecha señalada tuvo lugar la reunión de los representantes  de la lucha en Oriente, Camagüey y Las Villas, quienes redactaron la primera Carta Magna cubana, conocida como  la Constitución de Guáimaro.

 El texto reflejaba asuntos básicos, que serían definitorios para lo que ocurrió después en el desarrollo de la Guerra de los Diez Años. En primer lugar, se estableció el régimen republicano para la fundación de un estado laico; se instauraron tres poderes: el legislativo, asumido por la Cámara de Representantes; el poder ejecutivo,  ejercido por el Presidente de la República de Cuba en Armas          -cargo para el que fue electo Carlos Manuel de Céspedes-;  y el poder judicial.

 También estipulaba la separación del mando militar del poder civil y a la Cámara se le atribuyó plenitud de facultades como las de nombrar y destituir al Presidente, ratificar sus medidas, y nombrar al general en jefe del ejército. Algo que,  a juicio de los historiadores, configuró un  aparato organizativo inadecuado en las condiciones de la insurrección cubana. A la larga, se produjeron serios problemas como consecuencia de estas decisiones.

Sin embargo, la importancia histórica de la Asamblea es innegable porque demuestra la férrea voluntad de dar vida a una nación soberana cuyo territorio habría que ganar con las armas en el campo de batalla. El Estado nacía con una premisa vital, contenida en el artículo 24 de la Constitución, que declaraba a todos los habitantes de la República de Cuba enteramente libres. Sin duda, era un golpe demoledor a la institución esclavista. Al respecto el Dr.C. Eduardo Torres Cuevas, afirma que con este postulado “programáticamente la Revolución crecía a pasos de gigante”.

De lo estatuido en la Carta Magna se derivaron otras normas jurídicas como las leyes de Matrimonio Civil, Organización militar, Instrucción pública,  Organización judicial, Organización administrativa y Cargas públicas. Todas de 1869.

Otro hecho relevante de la Asamblea fue que por primera vez en un movimiento independentista de América Latina se alzaba el reclamo de una mujer, la camagüeyana Ana Betancourt, de que junto con la emancipación nacional se produjera la emancipación de la mujer, y el consiguiente reconocimiento a sus derechos.

Al preconizar que se liberara a las cubanas de las obligaciones  (impuestas por la tradición patriarcal) que las ataban al espacio doméstico, sin otro horizonte que la reproducción, el cuidado del cónyuge y de los hijos, esta valerosa insurrecta se convirtió en precursora de las luchas por el empoderamiento femenino en el continente.

Por estas razones, a 154 años de aquel encuentro, concordamos con la opinión del destacado historiador Oscar Loyola, quien significó lo descabellado que sería empequeñecer lo sucedido en Guáimaro, donde prevaleció la voluntad de aunar esfuerzos y presentar a la metrópoli un frente único de combate.

“La nacionalidad cubana deviniendo con celeridad en nación fue a Guáimaro a darse el aparato estatal que le era imprescindible. Los insurrectos cubanos se anotaron una decisiva victoria ideológica al emprender la tarea fundamental en una Revolución: demoler el opresivo sistema estatal español en Cuba, e iniciar su sustitución por fórmulas diferentes que a pesar de sus deficiencias respondieran tanto a los principios políticos más avanzados del siglo XIX, como a los intereses nacionales considerados en su conjunto”, apuntó.

La República nacida el 10 de abril de 1869  fue reconocida por varias naciones y demuestra la evolución del pensamiento político en Cuba. Además, como afirmó el prominente estudioso, “gracias a Guáimaro el antillano fue un estado diferente a España durante nueve años”.

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Indira Ferrer Alonso

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