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Carmen, una mujer del sector eléctrico

30 March 2023 Escrito por 
Cortesía de la entrevistada

Ama su trabajo y la constancia que pone en ello la ha llevado a especializarse y a liderar procesos en la Empresa de Mantenimiento a Centrales Eléctricas (EMCE), en la unidad empresarial básica de Santiago de Cuba.

Carmen Yamira Louis Cotilla llegó a la EMCE a finales de los '90, como ingeniera termoenergética para hacer lo que le apasiona, aunque entonces muchos le decían que ese no era sitio para una mujer. Ahora dirige el Sistema de Gestión de la Calidad y tanto es el prestigio ganado por sus conocimientos y ética, que también asume responsabilidades como reserva de cuadro del director.

Su equipo de trabajo controla y regula la calidad de todas las labores que se realizan en la UEB; lleva la documentación correspondiente, vela por el cumplimiento de las normas y buenas prácticas; y certifica la calidad de las labores.

A la altura de 25 años hay muy pocas cosas que no sabe sobre las máquinas de generar electricidad y cómo lidiar con las dificultades en el empeño de echarlas a andar.

"Yo trabajé 18 años en Turbinas, en el área de electromecánica, como especialista de mantenimiento. En 2015 pasé a dirigir el grupo de gestión de la calidad, y he sido varias veces jefa de proyectos que hemos realizado. Aunque no soy experta en calderas, por el mismo proceso de trabajo he tenido que adquirir conocimientos sobre esa especialidad", comenta.

Ser una de las pocas mujeres que afronta la rehabilitación a centrales eléctricas de Santiago de Cuba, no es un problema para ella.

"Lamentablemente en mantenimientos, en la parte eléctrica, no somos muchas las mujeres. Cuando una mujer tiene que trabajar con tantos hombres, e incluso dirigirlos, la clave del éxito es superarse porque así demuestra que es tan capaz como sus compañeros. No hay mayor mérito que el conocimiento y el esfuerzo diario. Y muchas veces es un esfuerzo doble o triple para nosotras porque también tenemos que asumir el cuidado de la familia.

"Este trabajo te absorbe por completo: tú sabes a la hora que entras pero no a la que saldrás; el compromiso es muy grande; y es muy poco el tiempo en el que estamos en casa. Aquí hay que sacar el extra y sin el apoyo de tus seres queridos no puedes dedicarte a esto.

"Mi mamá no me entendía mucho, ella decía que este no era un trabajo para mujeres. Pero yo me siento realizada desde que entro por esa puerta. Mi trabajo me gusta y he tratado de superarme todo lo que he podido: estando en turbinas me especialicé en diagnóstico por vibraciones, y es una disciplina preciosa que demanda mucho dominio técnico y un alto nivel de especialización. Una ve los resultados de sus conocimientos, del esfuerzo y del trabajo en equipo... es muy gratificante. Hay quienes no lo entienden, pero yo disfruto hacer esto", explica.

En un cuarto de siglo Carmen ha vivido muchas cosas en la EMCE: averías, carencias, innovación y sobre todo capacidad de resistir en medio de situaciones muy complejas, como las que ha atravesado en los últimos dos años el Sistema Electroenergético Nacional.

"Una termoeléctrica es una instalación extremadamente complicada. Todos los procesos físicos, químicos y térmicos están relacionados y los mantenimientos son muy complejos; requieren de un alto nivel de conocimiento y experiencia.

"En la EMCE todos los días hay un nuevo desafío y la presión es terrible. A veces estamos aquí, trabajando hasta 16 horas y cuando llegamos a la casa tampoco tenemos corriente. Son muchos los retos porque la falta de recursos nos afecta, y por muchas ganas de hacer que tengamos, no hay lo óptimo... entonces los técnicos y mecánicos de aquí tiene que innovar todo el tiempo para sacar adelante estos mantenimientos. Es realmente difícil.

"Nosotros quisiéramos hacerles a las máquinas lo que requieren por el grado de deterioro que presentan; pero el bloqueo sí existe y nosotros lo vivimos a diario: imposibilita la entrada de los recursos que verdaderamente necesitamos. Aún así el país está haciendo el esfuerzo por racionalizar lo poco que hay y ponerlo donde es más urgente para mantener funcionando las termoeléctricas y que el pueblo tenga servicio eléctrico.

"Tenemos la voluntad y la capacidad para superar los problemas y si algo he aprendido en el sector eléctrico es que sabemos resistir y enfrentar los problemas. Y no vamos a rendirnos ni a dejar de luchar.

"Cuando tú ves una máquina después del mantenimiento, -esos hierros a los que todo el mundo les tiene miedo-, y los ves funcionando, se siente una alegría tan grande.

"Formar parte de la EMCE es un desafío constante porque hay que mantenerse actualizados sobre las nuevas técnicas y hay que estudiar mucho. Ahora vamos a empezar la maestría en Diagnóstico de fallas, en la Universidad de Oriente. Con 54 años, y 25 de trabajo, he aprendido que lo importante es no detenerse."

Carmen es un ejemplo de dedicación y profesionalidad en el sector eléctrico santiaguero. Su labor es fundamental en un colectivo que se empeña en mantener la estabilidad de la generación eléctrica y contribuir al bienestar del pueblo.

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Indira Ferrer Alonso

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