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Música ¿para niños? (+podcast)

07 October 2022 Escrito por 
Hay mucho por hacer para asegurar el gusto estético en las nuevas generaciones Foto: Tomada de todacuba.org

Cuántas veces hemos visto en la calle niños y adolescentes escuchando canciones que resultan ofensivas para los adultos. Ante este fenómeno cada vez más común, Sierra Maestra se acerca a algunas instituciones culturales para conversar sobre el tema.

“Teniendo en cuenta el legado que deviene de generación en generación, y que Santiago de Cuba es considerada la plaza cultural más importante del país, no te diagnostico un consumo saludable de la música infantil”, refirió Yuneisis González Guzmán, directora del museo de la música Pablo Hernández Balaguer.

“La institución se centra en la promoción de géneros musicales nacidos en la región como la trova, el son, la música de concierto, la coral, y nuestro público principal son los estudiantes del conservatorio Esteban Salas y de las instituciones educativas emplazadas en el reparto Vista Alegre, donde ha existido buena aceptación por parte de niños y familia”.

“Lamentablemente, este género no se incluye en el montaje museográfico y tampoco existe en la provincia una cantidad significativa de exponentes en la creación y promoción de este. Otro de los factores que influye negativamente es la oferta. Muchas veces las instituciones no tienen en cuenta este público cuando organizan sus actividades”, afirmó.

Cada persona, de acuerdo con su edad, tiene el derecho de elegir sus gustos, y no se condena ningún género musical, pero existe música para todas las edades y las letras para niños no deberían normalizar la violencia o el sexo.

Según la experiencia de la profesora de música del seminternado Clodomira Acosta, Yanet Fernández Méndez, quien dirige el Coro Mi-La, la música infantil agrada a los niños y la factura de sus videos está pensada para atraer y retener su atención, pero falta más acceso a esta.

“Cuando les preguntas el género que les gusta sale a relucir el reggaetón y ellos se saben los textos de todas las canciones. Es lo que tenemos y hay que trabajar con eso; enseñarles a valorar qué tiene calidad y qué no la tiene.

“También he notado que últimamente no hay instructores de arte en las escuelas, no hay quien incida en el trabajo luego de la clase, quien cultive las inquietudes artísticas que puedan tener. En el Pedagógico desaparecieron por un tiempo las carreras de Educación Musical y Plástica, que ahora se están rescatando porque los nuevos planes de estudio lo exigen”.

Aunque las escuelas, Casas de Cultura y otras entidades culturales promocionan otro tipo de música que ofrezca a niños y familia opciones más allá de la radio, la televisión o lo que se encuentra en el paquete, se han perdido muchas iniciativas valiosas. Y es innegable que la pandemia también tuvo su efecto negativo en este empeño.

“Se fueron prohibiendo las actividades y llegó un momento en que nos quedamos ensayando solo nosotros”, comenta la profesora Liette Agüero Sánchez, directora de la Cantoría Pequeños Cantores y profesora de Solfeo en la escuela comunitaria Lauro Fuente.

“Afortunadamente en esta nueva normalidad hemos retomado los ensayos con bastante facilidad gracias al trabajo previo que realizamos con la repertorista y pianista Yamilé Andux y mi difunta madre, Xiomara Sánchez Wood, exdirectora de este centro.

“Tenemos niños graduados de nivel medio, estudiantes de otras disciplinas de la música y muchos son de la comunidad porque esos alumnos traen un primo, un hermano o un amiguito a los ensayos. Ellos y los padres agradecen que se les inyecte ese espíritu de la niñez que es más que el género, porque aquí montamos reggaetones, merengues y congas, pero con letras acorde a su edad”.

No se ha visto afectada solo la promoción de la música al público aficionado, también a quienes aspiran a hacer de esta su vida, asegura la profesora Liette.

“En los dos últimos años ha disminuido considerablemente la matrícula en la ‘Lauro Fuente’ porque ya no se proveen los instrumentos para los alumnos, y los padres, ante la situación económica actual, deciden no invertir dinero en algo que el niño más adelante puede decidir que no le gusta.

“Además los planes de estudio son más estrictos y cuando la escuela exige tiempo no les queda más remedio que sacarlos de la institución”.

A la par, los niños están escuchando, casi en todo momento y lugar, reggaetón, reparto o música foránea, tanto en español como en inglés. Las letras se vuelven más explícitas en su contenido.

Hay mucho por hacer para asegurar el gusto estético en las nuevas generaciones. La radio, la televisión, la escuela y la familia tienen en sus manos el futuro de un país en el que la cultura también es estandarte.

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Daniela Verdecia Castillo

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