Santiago de Cuba,

Santiago, tesoro de Cuba

05 October 2022 Escrito por 
: Esta es una de las construcciones de la industria cafetalera del siglo XIX mejor conservadas de El Caribe Tomadas de Mundo Sonero y Destino Cuba

Cuando las voces del odio llaman a traicionar esencias, a difamar lo construido y a derribar los puentes del optimismo y la fe en nosotros mismos, Santiago sigue latiendo en el corazón de Cuba.

La ciudad no muestra el esplendor de hace unos años. Mordida y acechada por las carencias y esas miserias humanas que abundan en tiempos aciagos, la muy noble y muy leal urbe de las altas palmas, se nutre del esfuerzo de su gente y de la resiliencia con que asumimos lo que le cuesta hoy, a esta Isla,nresistir.

Mas no pierde Santiago aquello que la hace diferente. Acaso porque es empeño de todos preservar su linaje caribeño y su extraordinaria mezcla de costumbres, artes y tradiciones europeas y africanas. La tierra de montañas que bordan el horizonte, la ciudad crecida junto al mar; la cuna del pueblo rebelde, conserva intactas sus esencias y atesora su historia.

Y es que el devenir de esta reliquia de 507 años, ha sido contada, cantada, bailada, esculpida, edificada, sembrada y pintada en las fibras de la cubanidad, como estandarte de lo más autóctono de esta antilla de El Caribe.

Los sonidos de Santiago, los ritmos y las voces, ya sea en el son, en la trova más añeja o en la conga más ardiente, son únicos y venerables. De lo más hermoso y heroico del patriotismo en Cuba ha dado lecciones su pueblo. De ciencia y conciencia para el crecimiento de la nación es impulsora su universidad mambisa; de solidaridad a toda costa, de hospitalidad con el foráneo, somos referentes los santiagueros…

Y qué decir del embrujo de sus cafetales, de su mítica bahía, sus calles empinadas y sus museos, que son celosos guardianes de lo que hemos sido.

A dos de esos tesoros de Cuba, Sierra Maestra dedica una mirada.

cafe cubano“Todos los negros tomamos café”

No es cuestión de colores sino de identidad. El café es la llave para una agradable conversación, la bienvenida que damos a las visitas gratas y el pretexto para hacer un alto en las labores cotidianas en Santiago de Cuba.

Fuerte y caliente como el temperamento sísmico de los santiagueros, la infusión forma parte de nuestras costumbres; y su producción es parte del patrimonio santiaguero.

Lejos están los años en que migrantes franceses, expertos del café, llegaron a estas tierras huyendo de la Revolución haitiana. Entonces, encontraron en la geografía y el clima de la Sierra Maestra, condiciones propicias para iniciar una tradición agrícola que aún define nuestra economía.

De los 139 cafetales que hubo en estos lares, quedan aún, como testigos del tiempo, las únicas construcciones francesas ligadas a la producción del valioso grano, que se conservan en el Caribe.

Las haciendas cafetaleras de entonces incluían almacenes, secaderos de café, hornos, barracones, albercas, represas, puentes, tanques de fermentación, canales de acueductos e iglesias, y estaban unidas por un sistema de caminos que hasta nuestros días causan asombro y admiración, pues se ubican en inhóspitos parajes montañosos.

De todas las riquezas económicas y culturales afianzadas en el cultivo y producción del café, son exponentes la Casa Dranguet cercana al Parque Céspedes en el corazón de la urbe santiaguera, y La Isabelica, un conjunto patrimonial que incluye la hacienda y los cafetales que, desde 1991, son monumento nacional, en las proximidades de la Gran Piedra.

Además de edificaciones, caminos, plantaciones y objetos cotidianos de la vida y la producción del grano en familias galas, Santiago de Cuba tiene un trabajo notable en la investigación y difusión de la cultura del café y la impronta francesa en Cuba.

¡A gozar con la conga!

conga3La calle llena de cuerpos sudorosos que no paran de moverse, las gargantas frenéticas coreando un estribillo, la corneta china como disparo haciendo blanco en los oídos y el repiquetear de los hierros y del cuero del tambor, marcan el ritmo… Es la conga santiaguera: abrasadora e imparable como una sonrisa, lleva a la gente por toda la ciudad…

Dicen que nació hace 400 años, en el barrio de Los Hoyos, que era uno de los mayores asentamientos de negros y mestizos de la ciudad colonial. Tuvo el influjo de los cantos y bailes de los migrantes franco-haitianos y su reino fue el carnaval.

Lo cierto es que esta música, cuyo mayor valor es la espontaneidad de sus cultores y del pueblo que la hace suya, es la expresión cultural más extendida en la indómita Santiago.

De raíces africanas, suena inconfundible con sus tambores pilón y galleta, requinto y bogues; con el toque contagioso del quinto y las campanas metálicas. Mas la corneta china, el único instrumento de viento, convida a la diversión con su potente sonido.

Julio huele a conga. La tradición de que las congas se visiten, se unan e invadan de alegría los barrios, es una de las festividades populares más esperadas en todo el año. Sin embargo, no es preciso esperar la Invasión para disfrutar de este tesoro de nuestra identidad.

Cualquier motivo alienta a los tocadores a arrastrar un mar de gente que recorre kilómetros en ese baile fácil y espontáneo que llamamos “arrollar”.

Santiago es su cultura, su patrimonio… es la mezcla del pasado y el presente marcando lo auténtico para no perder el futuro.

Santiago es como un vitral de colores brillantes en el que señorea la más genuina vocación de la cubanidad.

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Indira Ferrer Alonso

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