Hoy haremos remembranzas, desempolvaremos cajones y recuerdos desde el día que supiste de mi existencia y sin saber aún si sería hembra o varón comenzaste a comprarme ropitas, peluches y pelotas.

Quisiera que recordaras la emoción de abuelos cuando se enteraron, de esos que también fueron mis papás, uno por más años que el otro, pero de los que guardo infinito cariño y recibo a diario el abrazo del alma.

Papá, cuéntame qué sentiste cuando me sostuviste por primera vez en tus brazos, y pudiste llamarme por mi nombre… o cuando di mis primeros pasos, o dije mis primeras palabras… cuando supiste que tendrías la dicha de ser abuelo…

Hagamos de este, tu día, una hermosa e inolvidable jornada. Yo por mi parte te haré sentir el hombre más feliz del mundo. Ríamos juntos y para orgullo de ambos, digámosle al mundo la satisfacción de tenernos, yo por tener al mejor padre, y tú por serlo de una manera especial.

Hay quienes dicen que papá es cualquiera y sobre esa conjetura solo puedo decir que no quiero otros que no sean los que me tocaron, sí, porque hay quienes tienen un solo papá, el de sangre, y ese no fue mi caso.

Lo cierto es que el destino me regaló varios papás, (tíos, abuelos, padrastro) quienes te ven crecer, te acompañan y sostienen, los que comparten alegrías y tristezas, para los que nunca tendré tiempo suficiente de agradecerles, por cuidarme y guiarme siempre, por ser mis amigos y recibir de ellos el mejor de los consejos.

Felicidades a todos los padres del mundo, a esos que han sido almas gemelas de sus pequeños, los que han estado siempre y te brindan libertad sin dejar de ser sostén, quienes te dejan ser y son luz en tu camino. Gracias por existir papá.