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Enrique Diego Arango, un apasionado de la sismología

14 January 2023 Escrito por  Claudia María Delgado Torres

Mientras los ciudadanos viven la vorágine diaria de la vida, el doctor Enrique Diego Arango Arias permanece frente a una pantalla y al primer movimiento telúrico informa a la población, siempre con un mensaje de prevención y calma.

Comenzó a trabajar en el Departamento de Sismología de Santiago de Cuba en 1991 y contribuyó a la fundación del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (Cenais), en febrero de 1992.

Dedicado hace más de 30 años al monitoreo de los terremotos, este apasionado de la sismología sueña con predecir algún día cuándo van a ocurrir estos fenómenos naturales.

Sobre sus inicios en la profesión comentó a la Agencia Cubana de Noticias acerca de la carrera de Ingeniería Geológica en Holguín, y los primeros años de trabajo en la Empresa de Construcciones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.

En esa etapa planificó edificaciones de túneles para la defensa y luego desarrolló estudios sobre las centrales electronucleares del país, dijo el especialista.

Recordó que empezó con estaciones analógicas obsoletas, pero gracias al apoyo de las autoridades del Partido y el Gobierno se consiguió un crédito con China para adquirir la primera digital en 1998.

La superación profesional constituye un aspecto importante para Arango, quien realizó un doctorado en Geofísica Aplicada y tiene múltiples investigaciones de seguimiento a las fallas activas y el riesgo de tsunamis, con la elaboración de un mapa de peligro en las zonas costeras.

Desde 2014 dirige el Servicio Sismológico Nacional (SSN), donde junto a un gran equipo de trabajo vela por el comportamiento telúrico del territorio y zonas aledañas.

Mediante proyectos y financiamientos internacionales pudimos modernizar el SSN con trasmisión de datos en tiempo real en las 19 estaciones del país, y se comparte información con otras agencias por medio del Consorcio Iris, explicó el también vicedirector técnico del Cenais.

Apuntó sobre la informatización del centro con un sitio web, en el cual se emiten los partes de las actividades sísmicas, y cómo a pesar de las inclemencias del tiempo, huracanes y la COVID 19, nunca se ha dejado de monitorear ni de enviar información diaria, gracias a la labor encomiable de cada trabajador.

Durante tres décadas, junto al colectivo del Cenais, viví situaciones anómalas importantes como el terremoto de magnitud siete de Cabo Cruz en 1992, la intensa sismicidad en Moa en 1998 y el calendario 2016, que generó mucha actividad en el territorio oriental, lo cual conlleva cada día a pensar en reducir vulnerabilidades, rememoró el científico.

Se refirió igualmente a las proyecciones de ampliar la red de estaciones de Cuba y trabajar por edificar y reforzar construcciones sismorresistentes, con el propósito de prevenir cada vez más, en aras de salvar la vida de muchas personas si ocurriera un movimiento de tierra de altos grados.

Siempre que tiembla, si no está en la estación, se dirige inmediatamente para allá a cualquier hora, pues no ve su oficio como un trabajo, sino que disfruta estar en las oficinas. 

Considera importante explicar a la población cada fenómeno, divulgar en las redes sociales la labor realizada por el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas, incluso otras informaciones científicas para elevar la cultura de los internautas.

La sismología resulta su gran pasión, por eso pasa horas mirando los temblores frente a los monitores y siempre alega que hay algo nuevo que descubrir en ese caos impredecible.

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