Santiago de Cuba,
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DECODIFICANDO familias

La mayor recompensa es la naturaleza

29 August 2022 Escrito por 
Foto: Milagros Alonso

Aida Hernández del Prado a sus 74 años y toda una vida residiendo -desde los 12- en Calle 3ra entre L y Garzón del reparto Sueño en Santiago de Cuba, sabe que la mayor recompensa para el hombre es la naturaleza.

Su hogar -cuya propiedad aparece registrada como finca urbana por sus más de 900 m² de extensión a lo largo y ancho de la cuadra- cuenta en el patio con variedades de cultivos de limón, coco, fongo, guineo, aguacate, anón manteca y menta americana.

También refiere que cuando su esposo aún vivía, quien fue el incursionista de la siembra en casa, llegó a tener maíz para la elaboración de platos típicos cubanos. Fuera de su cónyuge, su hermano, de igual manera, es quien se dedica a la cría de animales y a cultivar en cualquier espacio de su finca en Santa María.

“Antes si tenía que chapear lo hacía. Ahora pienso en replantar una guayaba. Todas las noches me acuesto pensando en qué falta por hacer”. Aida es profesora de Matemáticas jubilada, de la Enseñanza Media, pero nunca ha perdido su ímpetu por el trabajo, y cuando ya las fuerzas no le acompañan, busca la ayuda para terminar las labores de su tierra fértil, gracias a los desechos orgánicos que aprovecha de la poda.

¿Cuántos no contamos con un espacio subutilizado, que puede emplearse en estos menesteres? Quizás no haya amplitud, o sea un apartamento, pero los ejemplos de agricultura familiar, demuestran que en cualquier recipiente es posible regar una semilla y obtener frutos apreciables en la mesa, ya sea una especia o algún vegetal, reduciendo los gastos diarios.

En el caso de esta vecina, comparte que se ahorra dinero al contar con estos recursos, a lo cual se suman las bondades de ocupar un tiempo del día en garantizar nuestros propios alimentos, lo que permite crear una cultura y consciencia de compromiso con esta tarea, en todas las generaciones, niños, adolescentes, jóvenes, adultos y abuelos.

Al respecto, inculcar valores ambientalistas a los más pequeños, forma parte de garantizar un presente agroecológico y sostenible. Asimismo, cuando trascienden las acciones a la comunidad, se impulsa el quehacer del barrio y las instituciones que se ubican en este, y se desarrollan gestos de solidaridad y humanismo para compartir los resultados de tanto esfuerzo, haciendo que todo valga la pena.

En el municipio, estas iniciativas para el beneficio local han cobrado auge, lo que constituye un aliciente de la economía familiar, como es el ejemplo de Aida Hernández del Prado, a quien la naturaleza le ha dado la mejor lección de vida.

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M.Sc. Milagros Alonso Pérez

Licenciada en Periodismo. Máster en Estudios de Lengua y Discursos. Graduada de los posgrados de Gestión, Redacción y Publicación de Artículos Científicos en Ciencias Sociales y Humanísticas y de Gestión de Redes Sociales. Profesora Instructora de la Universidad de Oriente. Periodista del Sierra Maestra.

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