La necesidad de volver a las urnas se debió a que ninguno de los dos contendientes obtuvo, el pasado 8 de noviembre, más del 50 por ciento del total de las boletas como lo exige la ley estatal.

El día de inicio del sufragio anticipado no estuvo exento de polémicas y procesos judiciales en el territorio.

Si bien funcionarios electorales declararon públicamente que se permitiría la votación el sábado 26 de noviembre, a mediados de este mes la oficina del secretario de estado de Georgia emitió una comunicación alegando que eso no sería posible.

Citó entonces una ley de 2016 que, según el secretario, impide los procesos de este tipo cuando suceden tras jornadas feriadas como la del jueves (Acción de Gracias) y un viernes festivo estatal, diseñado para celebrar al general confederado Robert E. Lee.

En respuesta, el Partido Demócrata de Georgia, el Comité de Campaña Senatorial Demócrata (DSCC) y Warnock for Georgia (la campaña del senador Raphael Warnock) presentó una demanda contra el estado al argumentar cómo la referida norma no menciona la palabra “desempate”, que es por lo que los electores votarán otra vez.

Pese a que un tribunal de primera instancia estuvo de acuerdo con los demandantes, el estado de Georgia no quedó conforme y pidió a una corte de apelaciones detener el fallo de la instancia inferior.

A la postre los argumentos fueron rechazados y finalmente fijado para el 26 de noviembre el inicio del sufragio anticipado.

Según la más reciente encuesta, encargada por la AARP, Warnock es el favorito con un 51 por ciento de intención de voto, mientras Walker posee un 47 por ciento.

Si el demócrata se impusiera finalmente el próximo día 6 de diciembre en las urnas, día final para el desenlace de la porfía, los de la tolda azul lograrán 51 escaños en el Senado.

En caso contrario, los republicanos totalizarían 50, pero los liberales mantendrán la supremacía pues el voto de desempate en esa instancia legislativa recaería sobre la vicepresidenta de la nación, Kamala Harris.