Muchos esperaban el resultado de ese turno, los compañeros ubicados en segunda y tercera que dependían de él para marcar, los que estaban en el banco, los aficionados al Béisbol de Cuba y los de Australia.

Si Yoelkis Guibert hubiese fracasado con el madero, si las dos carreras que impulsó para los criollos no hubiesen puesto el marcador 4x1, quizás estuviéramos rememorando un episodio amargo, por suerte nunca lo sabremos.

El jardinero de Palma Soriano tenía el peso del equipo nacional y una gran oportunidad en su brazo, justo durante los cuartos de final del V Clásico Mundial, el evento de eventos de ese deporte. Se jugaba la parte baja de la quinta entrada y solo pensaba en producir un jit para los suyos.

Cierto, en algún momento dudó si lo dejarían frente a ese lanzador, pero cuando estuvo en el plato confió en sus capacidades. “Cómo no, si tenía un bate en la mano y he demostrado que he podido conectarle a pitchers como ese, si te preparas claro que lo logras.

“Nunca imaginé lo que he conseguido hasta hoy. Empecé en la pelota, fui avanzando paso a paso, con mucha disciplina, cuando llegué al equipo Santiago dije: ya estoy aquí, tengo que trabajar para llegar al Cuba y voy a estar preparado para lo que sea.

“Haber participado en un Clásico Mundial es lo más grande. Desde que llegamos a La Habana ha sido un recibimiento increíble, estamos muy contentos por el apoyo y al ver que el pueblo todavía siente amor por el deporte nacional, que se había perdido un poco por los últimos resultados.

Fuiste muy seguido desde la etapa de preparación, aquí se valoraba tu forma y las posibilidades de entrar en el equipo. ¿Estabas al tanto del debate mediático?

Sí, había opiniones divididas, pero no influyen, al final, los que saben son los técnicos. Creo que tuve un año como para haber integrado el equipo y seguir mostrando que hay que confiar también en los peloteros que juegan aquí, todavía hay nivel.

“Desde que se dio a conocer la prenómina supe que iba a ser difícil entrar, pero nada es imposible. Debido al buen trabajo en los entrenamientos pude hacerlo, la dirección me mostró confianza, yo también la había ganado por los resultados en los topes anteriores”.

Empieza la competición en el Estadio Intercontinental de Taichung…

“Emocionante. Debutaba como regular en el equipo Cuba y en ese torneo; la derrota dolió más porque teníamos posibilidades de ganarles a Países Bajos y a todo el grupo. El equipo se preparó para vencer y ese día no fue de nosotros.

“Dijimos: primer juego, vamos a seguir y cuando vino la segunda, empezamos a preocuparnos, también el pueblo, que tenía muchas expectativas con la incorporación de los atletas de MLB. Después tuvimos un mitin, se habló por parte de la dirección, había que cambiar la mentalidad y salir a ganar los juegos que nos quedaban.

“Aunque dependíamos de otros, primero teníamos que hacer nuestro papel. El capitán Despaigne y todos los muchachos se enfocaron en buscar esa pequeña oportunidad. No es fácil reponerse de dos caídas en un campeonato tan corto, eran solo cuatro juegos e íbamos perdiendo la mitad, sabíamos que de volver a fallar terminaba la competencia. Estábamos jugando al borde”.

LoanDepot Park de Miami, ahí pasó de todo…

“En ese estadio la tensión estaba altísima, nos hablaron sobre cómo iban a ser las cosas, pero hay que vivirlo para saber lo que se siente, fue muy difícil jugar.

“Había que tener un nivel de concentración elevado para no cometer errores, fueron innings donde nos gritaron de todo, además estaba la presión del encuentro. Los temas extradeportivos nunca nos preocuparon, salimos como siempre lo habíamos hecho”.

Terminaste de 4-3, fuiste el mejor bateador cubano en la semifinal ¿Qué rescatas de ese partido difícil?

“La combatividad. Nunca nos rendimos a pesar de haber perdido por un marcador amplio, estuvimos peleando y en el dogout nos alentábamos, queríamos dar una mejor imagen, no se pudo. También la frialdad y la concentración del equipo ante las cosas que pasaron”.

Vuelta al cuadro

Llegar a casa fue encontrarse con un fenómeno tremendo y su reconocimiento como referencia beisbolera en Santiago de Cuba, entonces, tuvo que buscar tiempo para tantos saludos porque “el pueblo también se lo merece”. Confiaba en que la acogida sería intensa, aunque ser declarado Hijo Ilustre de Palma Soriano fue una sorpresa.

“Estar en ese selecto club donde hay atletas y personas destacadas en otras esferas significa mucho para mí, también para mi familia que ha luchado bastante.

“En el Clásico tuvimos un buen resultado, quisiéramos haberlo mejorado, pero le dimos un alegrón a la gente que se levantaba de madrugada, hacía tiempo que eso no pasaba con la pelota. En las redes sociales veíamos que estaba tomando un segundo aire y después de pasar malos momentos, el cuarto lugar dio satisfacción.

“Influyó el buen team-work que hicimos, entre los muchachos y con la dirección. En un equipo todo el mundo tiene que luchar por lo mismo y creo que esa fue la clave”.
Ahora, con las Avispas santiagueras ¿Qué esperas?

“Aportar lo mejor de mí, tratar de llevar al equipo a la clasificación, siempre que juegue daré el máximo. Hubo una renovación, tenemos jóvenes, si hay enfoque creo que podemos. No solo en la pelota, lo que uno se proponga en la vida puede lograrse con trabajo y empeño”.