El próximo 25 de mayo se cumplirán 46 años del fallecimiento en La Habana del célebre escritor, locutor, poeta, novelista, periodista, crítico de teatro, cantante y compositor Félix Benjamín Caignet Salomón, nacido el 31 de marzo de 1892 en San Luis, en la antigua provincia de Oriente.
Cuando murió a los 84 años en La Habana, el 25 de mayo de 1976, Félix Benjamín hacía muchos años que había inscrito su nombre en el libro de oro de la radio y el pentagrama cubanos. Solo dos ejemplos: las canciones Te odio y Frutas del Caney, y la radionovela El derecho de nacer, que en el Continente abrió el camino al género, encumbró al autor, y lo convirtió en el Padre de la novela radial.
Ahora, en el aniversario 130 del natalicio del sanluisero, los radialistas de la CMKC, unidos en la delegación de base de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), tuvieron la iniciativa de crear la Sala.
Dos de los emprendedores en Radio Revolución, Oscar Ignacio Ruano Chávez, el de la idea, subdirector informativo de CMKC, y Gerardo Houdayer, vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), explican los objetivos del lugar:
“… es para socializar la impronta del quehacer y la realización de este creador; la Sala es una vía para hacerlo, pues queremos que sea un espacio donde se muestre, de muchas maneras, la obra de él.
Oscar Ignacio Ruano Chávez, subdirector informativo de la CMKC, tuvo la idea de crear la Sala, iniciativa secundada inmediatamente, por la delegación de base de la Upec en Radio Revolución
“Nuestra aspiración es preservar, salvaguardar, y promocionar el patrimonio creativo de Félix B; enriqueceremos el sitio paulatinamente, y si al inicio quisimos reflejar aquí la creación radial en nuestra emisora Radio Revolución, enseguida surgió la idea de sumar al resto de las emisoras de la provincia santiaguera, e incluso a otros medios como la TV y el periódico Sierra Maestra. O sea, la prensa en general”, puntualizó Ruano.
Houdayer, interpretando el sentimiento de sus compañeros de la CMKC, agregó que aún falta mucho por hacer para situar en el lugar que merece a la figura de este escritor e innovador radial, ejemplo de promotor infatigable de la cultura cubana.
Y en realidad es interesantísimo el desarrollo profesional de esta personalidad, que en apretadísima síntesis aquí ofrecemos, sacada de varios resúmenes de su vida:
“No estudió música pero hurgó en la literatura y el periodismo; dominaba la mecanografía (hoy sería la computación); escribió en la revista Teatro Alegre, de La Habana; el santiaguero Diario de Cuba lo auspicia en la Asociación de Reporteros y le da espacio a su sección Vida teatral; invitado por el inmenso Enrico Caruso para que vea sus presentaciones, Félix Benjamín llega por primera vez a La Habana en 1920… Luego se traslada a la Capital y escribe para El Fígaro, Bohemia, El Sol; en 1920, en la prensa escrita, aparecen sus narraciones infantiles bajo el título Chilín y Bebita, que luego adapta a la radio, medio al cual llega a través de la CMKC en Santiago de Cuba; introduce la radiocomedia infantil de continuidad… pero también escribe y recita poemas, hasta que concibe y sale por primera vez en 1934, Chan Li Po, primera serie dramática policial en América Latina; de paso, instaura también, el narrador radial; va hasta Argentina “a cumplir un contrato con la firma Ypana…”; Caignet retoma “Chan Li Po”, ahora por la COCO habanera, patrocinado por Sabatés… recrea “Aladino y la lámpara maravillosa”, “El precio de una vida”, “El ladrón de Bagdad”, con Consuelito Vidal y Raúl Selis; “Peor que las víboras”… En fin, es autor de unas 200 comedias y 300 canciones de casi todos los géneros (inolvidables son Te odio, Frutas del Caney, El ratoncito Miguel…); en abril de 1948, por la CMQ sale al aire el espacio dramático más resonante de la década: “El derecho de nacer, que domina también la radio latinoamericana y es “paradigma de las telenovelas”, además de numerosas versiones fílmicas y radiales; él, sin duda alguna, es genuino e innovador en la radio; crea “el espectáculo radial de continuidad”, y el “género detectivesco, el suspenso, el falso suspenso, el narrador, y reconocía:
“Yo lo que hice fue aprovechar la emoción popular para sembrar algo de moral, algo de bien: en Chan Li Po, combatí la marihuana; en Ángeles de la calle protesté por la niñez desvalida, y en El derecho de nacer, contra la discriminación racial. O sea: escribí cosas que la Revolución después llevaría adelante.”
Con vehemencia, Gerardo Houdayer, otro radialista santiaguero de larga data, defiende el criterio de que aún falta mucho por decir sobre Félix B. Caignet
Cuando Félix Benjamín Caignet Salomón murió el 25 de mayo de 1976, en el cementerio Colón, en La Habana, le cantaron su tema quizá más popular: Te odio.
Dieciséis años después, a finales de diciembre de 1992, sus restos fueron trasladados en avión hasta Santiago de Cuba, porque había expresado su deseo de “descansar junto a mis padres, frente a las lomas de El Caney”.
Al llegar a esta ciudad sur oriental, el coro Madrigalista les cantó Te odio y Frutas del Caney, y desde el aeropuerto hasta la sede del Gobierno, los acompañó el clamor popular; ya en la ciudad, fueron homenajeados por el pueblo, las autoridades y los trabajadores del sistema radial de las cinco provincias orientales.
Treinta años después, el sepulcro del “radialista mayor” está en la necrópolis de Santa Ifigenia, a donde irá otra vez la gente de la radio y del pueblo, a rendirle respeto el venidero 25 de mayo de 2022, sin dilucidar aún, el motivo por el cual los restos de Félix Benjamín no descansan, como quiso, junto a los de sus padres, frente a las lomas de El Caney.
