“Era como llevar otra vida a parte de la real, pero en esta solo se comparte lo bueno y atractivo. Pasaba mucho tiempo en Facebook, Instagram y Watsap. Un día comencé a recibir mensajes de personas extrañas pidiéndome datos y fotos personales”.
Internet es un universo plagado de oportunidades y oportunistas. Manejar nuestras redes con madurez es la única garantía para evitar riesgos. Cada perfil contiene en si información pública y las reacciones, comentarios y publicaciones, aportan datos que conforman nuestra personalidad.
Las nuevas generaciones llamados también “Nativos digitales”, son los niños y adolescentes que han nacido y crecido en esta era de la digitalización.
No es raro en lo absoluto ver a un infante de 5 años maniobrar un teléfono o computadora, sin embargo resulta imprescindible que esta inserción a las redes sociales se desarrolle de forma paulatina, controlada y con el asesoramiento de un adulto.
Publicar todo tipo de contenido, sostener conversaciones con extraños y asumir retos circulados en redes, entraña un enorme peligro innecesario para nuestros niños y adolescentes.
¿Cuántos accidentes han traído consigo los famosos retos de la popular Tik Tok? ¿Cuántas niñas se presentan publicando fotos exhibicionistas, con el único objetivo de obtener más likes? ¿Cuántos casos de acoso, violencia e intimidación sufren diariamente internautas de todas las latitudes?
Negar las tecnologías no puede ser la solución. Se trata más bien de ser cautelosos y precavidos. Informarnos y procurar no exponernos de más, alejará nuestros pasos de trampas cada vez mejor planeadas.
Los padres y familia en general juegan un papel imprescindible en la garantía del derecho a un entorno digital libre de violencia, así como el uso equilibrado y responsable de los entornos digitales para nuestros menores.
El Nuevo Código de las Familias así lo reconoce en su Sección Segunda, referente a la responsabilidad parental en los entornos digitales, en sus artículos 143 y 144.
Ellos plantean la obligación de velar por que niños y niñas cuenten con la protección necesaria, ante contenidos que puedan ser perjudiciales para su desarrollo físico, metal o ético.
Es importante tener en cuenta la capacidad y autonomía progresiva del menor así como la proposición de medidas razonables ante la evidencia de un factor de riesgo.
Laura sufrió una clara exposición que no tuvo consecuencias mayores gracias a la atención de sus padres. Hoy asegura ser más precavida y fomentar las relaciones presenciales por encima de las del ciber-espacio.
Promover el cuidado de niños, niñas y adolescentes en todos los espacios es prioritario para la familia cubana. Evitemos brindar información concerniente a nuestra intimidad e identidad.